
Sineta Ritual, un llamado
El poder del llamado
En las religiones afrobrasileñas, donde cada gesto, cada palabra y cada objeto tiene un propósito sagrado, la sineta ocupa un lugar discreto pero profundamente significativo. Este pequeño instrumento —una campana metálica— es mucho más que un objeto ceremonial: es una herramienta espiritual que convoca, activa y despierta la energía de los orixás y de las entidades espirituales, marcando el inicio de un contacto sagrado entre el mundo visible y el invisible.
¿Qué es la sineta?
La sineta es una campana pequeña, generalmente de metal (bronce o hierro), que puede tener una, tres o incluso más bocas, dependiendo de la tradición o nación. Su uso no es ornamental, sino funcional y profundamente ritual. El sonido de la sineta no se utiliza para adornar la ceremonia, sino para llamar a los orixás o entidades, despertar las fuerzas presentes y ordenar el espacio ritual.
En la práctica cotidiana, es común que la sineta esté en manos del ogã o de un asistente del terreiro, quien tiene el conocimiento de cuándo, cómo y para quién debe tocarla. Su sonido marca momentos específicos del ritual, como la entrada de un orixá, la preparación de una ofrenda o el inicio de una invocación.
La sineta en la Nación
Dentro de la Nación (Candomblé), la sineta tiene una función clara: llamar la presencia del orixá. Cada orixá puede tener un toque particular, un ritmo propio que se realiza con la sineta de manera respetuosa, acompañado muchas veces del xirê (canto) correspondiente. No es simplemente tocar una campana, sino realizar un llamado espiritual, un saludo sonoro que atraviesa el plano material para resonar en el plano de los orixás.
El sonido de la sineta también puede usarse para despertar y activar objetos consagrados, como otás (piedras sagradas), herramientas de orixás o incluso alimentos rituales. En ciertas casas de tradición, la sineta se hace sonar antes de una obligación o un despacho, para anunciar la apertura de ese momento sagrado.
La sineta en la Quimbanda
En la Quimbanda, la sineta también se utiliza, aunque con una función más relacionada con la apertura de caminos espirituales y el llamado a los exus y pomba giras. En este contexto, el sonido puede acompañar la invocación en la firmeza de un punto, o marcar el momento en que se “abre la gira” —es decir, cuando se da inicio a la manifestación de las entidades.
En algunos trabajos específicos, especialmente aquellos que requieren rapidez, protección o movimiento, el uso de la sineta puede ayudar a romper bloqueos energéticos, a dispersar negatividades y a establecer una barrera vibratoria que protege tanto al médium como al espacio ritual.
El respeto por el sonido
Es importante entender que la sineta no debe ser tocada sin motivo. Cada vez que suena, su vibración se expande en el espacio ritual y en el plano espiritual. Por eso, solo quienes están autorizados y preparados deben utilizarla. Tocarla fuera de contexto o sin la debida preparación puede generar confusión espiritual o incluso faltas de respeto involuntarias hacia los orixás o entidades.
Conclusión
La sineta nos recuerda que el sonido también es oración, que el llamado no siempre se hace con palabras, y que lo invisible puede ser convocado con respeto, intención y ritmo. En la Nación y en la Quimbanda, su vibración abre puertas, despierta energías y sella momentos de profundo contacto espiritual. Así como el tambor habla, la sineta llama: y cuando llama con respeto, los espíritus responden.